viernes, 30 de agosto de 2013

Pulquería "La Pirata"

Ubicación: Calle 12 de diciembre esquina con 13 de septiembre. Colonia Escandón, Delegación Miguel Hidalgo.
Para grabar este video tuvimos algunos problemas; empezando por el ruido de la pulquería y terminando con la negativa de algunas personas para ser entrevistadas. Les explicaremos por qué.
"La pirata" lleva más de cuarenta años en servicio, aunque ha cambiado de domicilio en algunas ocasiones. Cuando quisimos entrevistar a algunas personas se negaron, porque dicen que cuando los han entrevistado tratan de engañarlos y mofarse del ambiente pulquero. En la mesa donde hicimos la entrevista, se reúne un grupo de amigos que de vez en diario llegan a echarse sus palos* de pulque blanco. Ese grupo de personas se reúne hasta para festejar sus cumpleaños y pueden ser hasta 30 personas reunidas.
Dicen que la especialidad de la casa son los charales, pero lo que más les gusta es que sienten que comen como en su casa y no falta el vivo que se lleve hitacate a casa.
Una peculiaridad es que cada que se terminan un palo cambian sus vasos porque no les gusta que estén sucios. Por otro lado, nos comentan que los sábados acuden más mujeres pues les gusta ir a bailar un poco de todo. El ambiente es muy calmado y hay todo tipo de personas, desde ancianos hasta jóvenes aunque predomina la gente adulta.
Les sugerimos darse una vuelta por "La pirata"  y probar otro tipo de ambiente y sus curados.

*PALO: recipiente de madera con capacidad para tres litros de pulque.

jueves, 22 de agosto de 2013

Pulquerías en la Ciudad de México

Un vistazo rápido a algunas pulquerías en la ciudad. Próximamente las visitaremos y veremos qué cosas curiosas encontramos.

miércoles, 21 de agosto de 2013

MITOS Y LEYENDAS DEL PULQUE

Corría el año del conejo, allá por 1340, cuando Papantzin, que atravesaba un magueyal por la zona semi desértica del territorio náhuatl, al norte de la gran Tenochtitlan, descubrió un líquido que escurría sobre el terreno. Se detuvo para observar de donde provenía y vio que, de entre las pencas de uino de los magueyes, salía huyendo a toda velocidad un quimichi o netoro, al acercarse más observó de inmediato que aquel ratoncito de monte había hecho un agujero en moyolotl o corazón de aquel maguey, en cuyo fondo había un líquido transparente que al probarlo resultó ser muy dulce y agradable, era el neutli o aguamiel del maguey. Con un cuchillo filoso que siempre portaba al cinto, Papantzin trozó las pencas del maguey para abrirse paso, recogió el jugo y lo llevó a su casa. Al darlo a probar a su mujer y a sus hijos pudo comprobar que a ellos también les gustaba y fue así como Papantzin comenzó a explotar los magueyes y a utilizar el aguamiel como alimento de su familia. Con el paso de los días, Papantzin descubrió que, en una de las ollas de piedra donde guardaba celoso aquel líquido, el aguamiel se había transformado en una especie de atole blanco y espumoso que hacía un zumbido peculiar. Tomó un jarro de barro, lo metió a la olla y extrajo un tanto de él. Al tomarlo, Papantzin quedó asombrado pues el sabor y el olor se habían convertido en algo completamente diferente al neutli que consumían cotidianamente, mucho más agradable y un aroma especial que además, quien lo tomaba, entraba en un estado muy alegre y divertido, lo llamó Octli o pulque como lo conocemos actualmente. Papantzin, como buen campesino súbdito del rey nahua Telcalpanetzin, envió a Xóchitl, su hija mayor, con una olla de barro llena de octli como regalo. Ante los efluvios del pulque, Telcalpanetzin vio en Xóchitl una mujer muy hermosa y mandó a llamar a Papantzin a quien ofreció dar alojamiento en su reino para su hija con la finalidad de que se cultivara en una forma más elevada, dado que la familia del campesino era de clase baja. Emocionado, después de consultarlo con su familia, Papantzin consintió que Xóchitl se quedara en el reino de Telcalpanetzin, quien le prometió poner a disposición de su hija a los mejores maestros en matemáticas, astronomía y otras ciencias, además de cubrir cualquier necesidad que tuviera. Pero esta oferta resultó ser solo un engaño. Al pasar el tiempo, Papantzin pudo descubrir la mentira cuando se percató que su hija estaba embarazada y, lleno de ira, le declara la guerra a Telcalpanetzin, sucumbiendo bajo el poderoso ejército del rey.